Childish, even Foolish, Simple, Faith
When was the last time you did anything that required faith?
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We were so young and just believed in Jesus and the Bible. Time after time, God answered the prayers we prayed so "foolishly." I mean by that statement that you will not believe me. I understand but share the true stories, and there are witnesses.
Those were the days of the bus ministry. We were a brand new church that started in 1977. We sent busses all over our county bringing young boys and girls to church to hear the gospel preached.
Our church was primarily a bus church. My ignorance led me to live under constant financial pressure, but it didn't matter. We were getting the gospel to young kids. They were making professions of faith, being baptized, and attending faithfully.
Strange things would happen. We had no money, nowhere to turn but to the Lord.
A driver would come in and tell me that his bus wouldn't start. They had tried all the usual things, but it wouldn't start, and he needed to pick up 20 or 30 kids that morning.
They would say we need to pray over the bus and ask God to start it. I would say, why not! He hears and answers prayers. Together we would head outside to the bus. I would lay my hands on the cold hood of the bus.
We would ask God in Jesus' name to start the bus. If He would start it and let it run this morning, we could pick up those kids so they could hear the gospel. We weren't running the bus for us but Him.
We promised that if He started the bus, we would get it to a mechanic before next Sunday, but there was no time and no way to do that right then. Those kids needed the gospel preached to them.
When I finished praying, all the workers would say amen. The driver jumped on the bus, and we waited with tense anticipation. The bus started. God had heard the heart cry of His children.
On a different weekend, the driver said that one of the back tires had a leak and wasn't going to hold air. If that happened, we couldn't run the bus and pick up the kids.
I was young and foolish. I sincerely don't know if I had a brain. I went out with the bus workers to see the tire. My friend who was running the bus said. Let's "just" plug it with bubble gum. We can pick up the kids and then get it fixed this week.
I said don't be foolish. We will put the bubble gum on there and then tape it with duct tape. We were both young and stupid. We truly believed that what we were doing was making an eternal difference.
We held another prayer meeting. We laid our hands on the tire and asked God "just" to get the kids to church, and when the adults arrived, we would figure out how to get them home. Bubble gum was in place; duct tape was the second layer of protection. It had all been prayed over.
In foolish childlike faith, my friend drove off on the bus. He picked up the entire route. As he pulled back into the parking lot, the tire popped and went flat. God had heard and answered prayer.
The kids arrived safe and sound. We rejoiced that God would listen to us and answer our prayers.
That afternoon we had to get lots of help to get 30 or so kids home without the crippled bus.
It is easy to judge us 45 years later, but these stories both happened. No children or adults were hurt in the working of these miracles.
I look back and think of how dumb I was. I would never pray those kinds of prayers again. I would never retake those chances.
Honestly, I miss those childlike faith days. I didn't know any better. I believed that God would hear, answer and work miracles. I still do. The funny thing is that He always did just that. I know He must have been chuckling as He watched His foolish children do the dumbest things in the world.
Could I share some lessons from our foolish and childlike faith as young preachers?
When I was a kid, some preacher said he would rather have someone with "wildfire" that needed to "be tamed" than work with someone with no fire.
God delights to work in mighty ways when we are foolish enough to believe Him.
There are no prayer requests too small to ask Him.
The souls of men and women, boys and girls, are worth our foolish risks and faith.
Would you dream of stepping out of your comfort zone into a place where you fall on your face if God doesn't work?
When was the last time you did anything that required faith?
I know I was foolish. I feel embarrassed sharing these stories, but I at least want my grandkids to know that God heard their young granddad's prayers when I was a boy preacher. I want them to know that if they want to do something stupid, it should be stepping out in faith to see God move and not in some foolish sin that honors the devil.
Get the whole story
The Call 2
"The bro zone!" Like a brother 4
A Giant Heart 5
The tractor ride 6
Never Really Dated! 7
Shocked & Surprised 8
Good News 9
Finding an acorn 10
Scared my dad! 11
Send that hillbilly hiking 12
Who's chasing who? 13
Betty meets my grandmother 14
Reckless Redneck 16
Honeymoon 17
Separated for the first time 18
We are going to make it 19
A Mother's Jealousy 22
My sister wanted to marry me 23
Holidays as a Married Couple 24
"Baby Fever" Hits 25
We held Willie B. at gunpoint till the cops arrived 28
God's Calling on our Lives 31
First Attempts at Soul Winning Evangelism 32
Proud Dad 33
A Tale of Mice and Women 38
A daughter is born 40
Thrills and pain of being a dad 41
I needed a mentor 42
Infantil, Incluso Tonto, Simple, Fe
Éramos muy jóvenes y simplemente creíamos en Jesús y la Biblia. Vez tras vez, Dios contestó las oraciones que oramos tan "tontamente". Quiero decir con esa afirmación que no me creerás. Entiendo pero comparto las historias reales, y hay testigos.
Esos eran los días del ministerio de buses. Éramos una iglesia nueva que comenzó en 1977. Enviamos buses por todo el condado trayendo niños y niñas a la iglesia para escuchar la predicación del evangelio.
Nuestra iglesia era principalmente una iglesia de ministerio de buses. Mi ignorancia me llevó a vivir bajo presión económico constantemente, pero no importaba. Estábamos llevando el evangelio a los niños pequeños. Estaban haciendo profesiónes de fe, siendo bautizados y asistiendo fielmente.
Pasarían cosas extrañas. No teníamos dinero, ningún lugar al que acudir sino al Señor.
Entraba un conductor y me decía que su bus no arrancaba. Habían intentado todas las cosas normales, pero no arrancaba, y necesitaban recoger a 20 o 30 niños esa mañana.
Dirían, necesitamos orar por el bus y pedirle a Dios que lo ponga en marcha. Yo diría, ¡por qué no! Él escucha y contesta las oraciones. Juntos saldríamos al bus. Puse mis manos sobre el frío capó del bus.
Le pediríamos a Dios en el nombre de Jesús que arranque el bus. Si Él lo pusiera en marcha y lo dejara funcionar esta mañana, podríamos recoger a esos niños para que pudieran escuchar el evangelio. No estábamos manejando el bus para nosotros sino para Él.
Prometimos que si Él arrancaba el bus, lo llevaríamos a un mecánico antes del próximo domingo, pero no había tiempo ni forma de hacerlo en ese momento. Esos niños necesitaban que se les predicara el evangelio.
Cuando terminaba de orar, todos los trabajadores decían amén. El conductor se subió al autobús y esperamos con tensa anticipación. El autobús arrancó. Dios había oído el clamor del corazón de sus hijos.
En otro fin de semana, el conductor dijo que una de las llantas traseras tenía una fuga y no iba a retener el aire. Si eso sucediera, no podríamos hacer funcionar el bus y no podríamos recoger a los niños.
Yo era joven y tonto. Sinceramente, no sé si tenía cerebro. Salí con los trabajadores del bus a ver el neumático. Mi amigo que conducía el bus dijo, ”simplemente" tapémoslo con chicle. Podemos recoger a los niños y arreglarlo esta semana.
Dije, no seas tonto. Pondremos el chicle allí y luego lo pegaremos con cinta adhesiva. Los dos éramos jóvenes y estúpidos. Realmente creíamos que lo que estábamos haciendo marcaba una diferencia eterna.
Celebramos otra reunión de oración. Pusimos nuestras manos sobre el neumático y le pedimos a Dios que "solo" llevara a los niños a la iglesia, y cuando llegaran los adultos, encontraríamos la manera de llevarlos a casa. El chicle estaba en su lugar; la cinta adhesiva era la segunda capa de protección. Se había orado sobre todo.
Con una tonta fe infantil, mi amigo se fue en el bus. Recogió a todos de la ruta. Mientras regresaba al estacionamiento, la llanta se pinchó y se desinfló. Dios había escuchado y respondido la oración.
Los niños llegaron sanos y salvos. Nos regocijamos de que Dios nos escucharía y contestaría nuestras oraciones.
Esa tarde tuvimos que conseguir mucha ayuda para llevar a casa a unos 30 niños sin el bus malogrado.
Es fácil juzgarnos 45 años después, pero ambas historias sucedieron. Ningún niño o adulto resultó herido en la realización de estos milagros.
Miro hacia atrás y pienso en lo tonto que fui. Nunca volvería a hacer ese tipo de oraciones. Nunca volvería a tomar esas oportunidades.
Honestamente, extraño esos días de fe infantil. No sabía nada mejor. Creí que Dios escucharía, respondería y obraría milagros, todavía lo hago. Lo curioso es que Él siempre hizo exactamente eso. Sé que debe haberse estado riendo entre dientes mientras observaba a Sus hijos tontos hacer las cosas más tontas del mundo.
¿Podría compartir algunas lecciones de nuestra fe insensata e infantil como jóvenes predicadores?
Cuando yo era niño, un predicador dijo que prefería tener a alguien con "fuego salvaje" que se necesitaba "domar" que trabajar con alguien sin fuego.
Dios se deleita en obrar poderosamente cuando somos lo suficientemente necios como para creerle.
No hay peticiones de oración demasiado pequeñas para pedirle.
Las almas de hombres y mujeres, niños y niñas, valen nuestros necios riesgos y nuestra fe.
¿Soñarías con salir de tu zona de confort a un lugar donde caerías de cara si Dios no obrara?
¿Cuándo fue la última vez que hiciste algo que requería fe?
Sé que fui un tonto. Me da vergüenza compartir estas historias, pero al menos quiero que mis nietos sepan que Dios escuchó las oraciones de su joven abuelo cuando yo era un niño predicador. Quiero que sepan que si quieren hacer alguna estupidez, debe ser dando un paso de fe para ver a Dios moverse y no en alguna tontería que honra al diablo.
