The Day Finally Came
husbands were "sort of" an extra on "birth day."
versión en español a continuación
We were anxiously awaiting the birth of our first child. Days drag by waiting. The big day never seems to come. Then on August 5, 1975, Betty woke me up nervously.
She said she wasn't sure, but either her water had broken, or she had wet the bed. I laughed and said that we both knew she didn't wet the bed.
Always being little Miss Priss, Betty decided she needed to get in the shower, wash her hair, and get ready to go to the hospital. Remember that this is nearly a two-hour ordeal.
I told her she was fine and we should head to the hospital, but no, she got in the shower. Then she began yelling out in pain. I went running in to see what was going on.
Now she was crying. She had a wet head, but the birth pains were so intense and frequent that she admitted we needed to head on to the hospital.
Back in 1975, husbands were "sort of" an extra on "birth day." I got her checked into the hospital, and they took her away. That would be the last time I would see her till Chris was born.
My best friend arrived almost immediately. Husbands waiting on the birth of their child were herded into the Father's waiting room. Everyone sat there talking nervously.
We were having a good time and chatting when we heard Betty screaming at the top of her lungs that they were hurting her. I jumped up to run to her rescue. My friend grabbed me and said "sit down. You know you can't go back there."
She was knocked out and drugged, but she could still scream, and I wanted to help to no avail.
The labor pains had started at about 5:30 am; we arrived at the hospital at 7 am, and our first child was born at 9:58 that same morning. The doctor came in and called for me. He congratulated me on the birth of a healthy baby boy.
That was the first time we knew he would be a boy. I had prayed for, believed, and expected God to give me a boy, and it happened.
I was allowed to go back to the window in the hospital and look through and see our baby. My friend was there with me and said, "not too bad, but he has chihuahua eyes, you see."
Betty, still drugged, rolled by in her hospital bed, and I kissed her. They took her to the room, and I wasn't allowed to go with her. I would be allowed to go in for visiting hours in the morning, afternoon, and evening.
Things have changed today and even by our last child's birth.
I can't explain what it felt like to me to be a dad. Suddenly, "perfect" seemed almost even "more perfect." We were a family, a real family. God had blessed me beyond my wildest dreams.
Not sure what lesson there should be here, but to tell you that being a parent is the most beautiful thing you can dream of. It will bring more joy and more heartache than you can imagine. Parenting is a relationship you can’t just walk away from. Loving people always means it hurts worse.
God hears and answers prayer. Believe God. Pray and ask for big things. He said we could open our mouths, and He would fill them.
I must say that God has blessed us through the entire process. There have been hard times and hurt, but the joy and blessings far outweigh anything else that could have ever happened.
I love being married. I love being a dad. I love being a granddad. I love God and all that He has done for me.
Get the whole story
"The bro zone!" Like a brother
A Giant Heart
The tractor ride
Never Really Dated!
Shocked & Surprised
Good News
Finding an acorn
Scared my dad!
Send that hillbilly hiking
Who's chasing who?
Betty meets my grandmother
Reckless Redneck
We are going to make it
A Mother's Jealousy
My sister wanted to marry me
Holidays as a Married Couple
"Baby Fever" Hits
We held Willie B. at gunpoint till the cops arrived
El Día Finalmente Llegó
Estábamos esperando ansiosamente el nacimiento de nuestro primer hijo. Los días se arrastran cuando estás esperando. El gran día parecía que nunca llegaría. Luego, el 5 de agosto de 1975, Betty me despertó nerviosa.
Dijo que no estaba segura, pero que o se había roto su fuente o había mojado la cama. Me reí y dije que ambos sabíamos que ella no mojaba la cama.
Siempre siendo la pequeña señorita adinerada, Betty decidió que necesitaba ducharse, lavarse el cabello y prepararse para ir al hospital. Recuerde que esto era un trajín de casi dos horas.
Le dije que ella estaba bien y que deberíamos ir al hospital, pero no, se duchó. Entonces empezó a gritar de dolor. Entré corriendo para ver qué estaba pasando.
Ahora estaba llorando. Tenía la cabeza mojada, pero los dolores de parto eran tan intensos y frecuentes que admitió que teníamos que ir al hospital.
En 1975, los maridos eran "una especie de" cosa extra en el "día de parto". Hice todo para chequearla en el hospital y se la llevaron. Esa sería la última vez que la vería hasta que Chris naciera.
Mi mejor amigo llegó casi de inmediato. A los esposos que esperaban el nacimiento de su hijo los llevaban como manada a la sala de espera para papás. Todos se sentaban allí hablando nerviosamente.
Estábamos pasando un buen rato y charlando cuando escuchamos a Betty gritar a todo pulmón que la estaban lastimando. Salté para correr a su rescate. Mi amigo me agarró y me dijo "siéntate. Sabes que no puedes ir allí".
Estaba noqueada y drogada, pero aún podía gritar, y yo quería ayudar y no podía.
Los dolores de parto habían comenzado alrededor de las 5:30 am; llegamos al hospital a las 7 am y nuestro primer hijo nació a las 9:58 esa misma mañana. El médico entró y me llamó. Me felicitó por el nacimiento de un niño saludable.
Esa fue la primera vez que supimos que sería un niño. Había orado, creído y esperado que Dios me diera un niño, y sucedió.
Me permitieron ir a una ventana del hospital y mirar a través y ver a nuestro bebé. Mi amigo estaba allí conmigo y me dijo: "no está mal, pero tiene ojos de chihuahua, ya ves".
Betty, todavía drogada, pasó por allí en su cama de hospital y la besé. La llevaron a la habitación y no me permitieron ir con ella. Se me permitiría entrar para las horas de visita en la mañana, tarde y noche.
Las cosas han cambiado hoy en día e incluso para el nacimiento de nuestro último hijo.
No puedo explicar lo que se sentía para mí ser padre. De repente, "perfecto" parecía casi incluso "más perfecto". Éramos una familia, una verdadera familia. Dios me había bendecido más allá aún de mis sueños más locos.
No estoy seguro de qué lección debería haber aquí, pero decirte que ser padre es lo más hermoso que puedes soñar. Traerá más alegría y más angustia de lo que puedas imaginar. La paternidad es una relación de la que no puedes simplemente alejarte. Amar a la gente siempre significa que duele peor.
Dios escucha y contesta la oración. Cree a Dios. Oren y pidan cosas grandes. Él dijo que podíamos abrir nuestras bocas, y Él las llenaría.
Debo decir que Dios nos ha bendecido durante todo el proceso. Han habido tiempos difíciles y dolor, pero el gozo y las bendiciones superan con creces cualquier otra cosa que pudiera haber sucedido.
Me encanta estar casado. Me encanta ser papá. Me encanta ser abuelo. Amo a Dios y todo lo que ha hecho por mí.
