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Betty loved being married, even if it was to me. Remember, she wanted to be Miss Susie Homemaker or Betty Crocker. She was now both. Betty was the queen of her little mansion. 

We had it made. Her parents gave us a king-size bed, two twin beds, and a washing machine. They loaned us all the other furniture we needed. 

My parents bought us a dryer and deep freezer. We were set and living the dream from the very beginning.

Betty got a $4750 check for her pain and suffering from the insurance company due to the accident she had in high school. Big mistake. Lots of money, two foolish young people in love.

The minimum wage of $65 a week, meaning that the settlement equaled about 73 weeks of minimum wage. What did two fine young people do with all that money? 

We tithed, bought a used Chevrolet Camaro, and lived. We slowly went through all that money. They used to say, those who have it have it to lose. We spent the capital till it was gone.

We were both still in college. It was the first semester of our Sophomore year. Betty was not interested in going to college. She was going out of duty and with respect for her parents.

Betty got the degree she wanted, her MRS. Degree. I loved college. I was busy with school, work after school, and at the new church. 

More excited than you would ever believe. I loved teaching the Bible. The young people at this church loved the Bible. They loved learning. 

God gave me an incredible group there, also. I had a young couples class on Sunday mornings, and it multiplied. On Sunday evenings, we had Training Union, kind of like evening Sunday School.

On Monday nights, we met for prayer. The first time we went, there were only two young people: the pastor's daughter and another girl. Within months we had 75 or 80 young people. 

Living the dream headed towards whatever God had for us. Betty showed less and less interest in school. Betty's dad was paying her tuition.

She called him and said daddy; I want you to save your money. I do not want to be in college. I prefer to be a housewife.

Mr. Ferguson relented begrudgingly. He wanted his children to graduate from college. He knew Betty was happy, and that was enough for him.

I know that is wild to many of you, but Betty was cooking, sewing, cleaning, helping in the youth group, and being the most incredible wife anyone could ever dream of having.

Later, Mr. Ferguson and I rode somewhere, and he asked me how much the money had yielded. I regretfully told him that it had not made anything. We had spent it all.

All he did was tell me how disappointed he was. If only we had invested the money in the stock market. It would have significantly increased. We had wasted a windfall.

The story of much of my life has been that I needed a mentor. I needed someone to help me make better decisions. 

I didn't know how to handle getting engaged, planning a wedding, planning a honeymoon, and had now blown it managing an investment that could have made a difference in our lives.

I step aside from our story to tell you that it would have made a tremendous difference if we had had someone to mentor us. I needed someone in my life as a college freshman. We needed marriage counseling. We needed help with how to handle unexpected money. 

Would you consider loving young people and helping them make the right decisions? 

Get the whole story

Betty, the love of my life

The Call

Hay Day of my Life

"The bro zone!" Like a brother

A Giant Heart

The tractor ride

Never Really Dated!

Shocked & Surprised

Good News

Finding an acorn

Scared my dad!

Send that hillbilly hiking

Who's chasing who?

Betty meets my grandmother

The longest summer ever

Reckless Redneck

Honeymoon

Separated for the first time

We are going to make it

Our first ministry

A Betty le encantaba estar casada, aunque fuera conmigo. Recuerda, ella quería ser Miss Susie Homemaker o Betty Crocker. Ahora era ambas cosas. Betty era la reina de su pequeña mansión.

Lo teníamos hecho. Sus padres nos dieron una cama tamaño king, dos camas tamaño twin y una lavadora. Nos prestaron todos los demás muebles que necesitábamos.

Mis padres nos compraron una secadora y un congelador. Estábamos establecidos y viviendo el sueño desde el principio.

Betty recibió un cheque de $4,750 por su dolor y sufrimiento de la compañía de seguros debido al accidente que tuvo en la escuela secundaria. Gran error. Mucho dinero, dos jóvenes tontos enamorados.

El salario mínimo era de $65 por semana, lo que significa que el acuerdo equivalía a unas 73 semanas de salario mínimo. ¿Qué hacían dos buenos jóvenes con todo ese dinero?

Diezmamos, compramos un Chevrolet Camaro usado y vivimos. Lentamente gastamos todo ese dinero. Solían decir, el que lo tiene, lo tiene que perder. Gastamos el capital hasta que desapareció.

Los dos todavía estábamos en la universidad. Era el primer semestre de nuestro segundo año. Betty no estaba interesada en ir a la universidad. Iba por deber y por respeto a sus padres.

Betty obtuvo el título que quería, su MRS (la de Señora) como licenciatura. Me encantaba la universidad. Estaba ocupado con la escuela, el trabajo después de la escuela y en la nueva iglesia.

Más emocionado de lo que te imaginarías. Me encantaba enseñar la Biblia. Los jóvenes de esta iglesia amaban la Biblia. Les encantaba aprender.

Dios me dio un grupo increíble allí también. Tenía una clase de parejas jóvenes los domingos por la mañana y se multiplicó. Los domingos por la noche teníamos la unidad de Entrenamiento, una especie de escuela dominical pero de noche.

Los lunes por la noche nos reuníamos para orar. La primera vez que fuimos, solo habían dos jóvenes: la hija del pastor y otra chica. En unos meses teníamos 75 u 80 jóvenes.

Viviendo el sueño rumbo a lo que Dios tenía para nosotros. Betty mostró cada vez menos interés en la escuela. El papá de Betty estaba pagando su matrícula.

Ella le llamó y le dijo papi; Quiero que ahorres tu dinero. No quiero estar en la universidad. Prefiero ser ama de casa.

El Sr. Ferguson cedió a regañadientes. Quería que sus hijos se graduaran de la universidad. Sabía que Betty estaba feliz y eso era suficiente para él.

Sé que es una locura para muchos de ustedes, pero Betty cocinaba, cosía, limpiaba, ayudaba en el grupo de jóvenes y era la esposa más increíble que cualquiera podría soñar en tener.

Más tarde, el Sr. Ferguson y yo viajamos a algún lugar y me preguntó cuánto había rendido el dinero. Le dije con pesar que no habíamos hecho nada. Lo habíamos gastado todo.

Todo lo que hizo fue decirme lo decepcionado que estaba. Si tan solo hubiéramos invertido el dinero en la bolsa de valores. Habría aumentado significativamente. Habíamos desperdiciado una ganancia inesperada.

La historia de gran parte de mi vida ha sido que necesitaba un mentor. Necesitaba a alguien que me ayudara a tomar mejores decisiones.

No sabía cómo manejar el compromiso, la planificación de una boda, la planificación de una luna de miel, y ahora lo había arruinado administrando una inversión que podría haber marcado una diferencia en nuestras vidas.

Me hago a un lado de nuestra historia para decirles que habría hecho una gran diferencia si hubiéramos tenido a alguien que nos guiara. Necesitaba a alguien en mi vida como estudiante de primer año de la universidad. Necesitábamos consejería matrimonial. Necesitábamos ayuda sobre cómo manejar dinero inesperado.

¿Considerarías amar a los jóvenes y ayudarlos a tomar las decisiones correctas?