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Betty and I enjoyed our marriage very much. God blessed us every way we turned, from finances to all you can imagine. The pastor of that first church was a wonderful man of God and a great mentor to me. He opened all sorts of doors that have affected our ministry for all these decades.

I can't explain how exciting our life was. The ministry God gave me grew quickly and exponentially. The young people at that church were exceptional. Every week I studied and studied to teach them. Every week they grew, reached out to more young people, and God poured out His blessings on our little ministry.

Betty and I would visit the young couples. I wondered how long we needed to wait before we had our first child. I honestly do not think I had any idea how young we were. I was still learning to preach and deal with people. All while still not knowing if God had called me to preach.

We were visiting one couple who had a most beautiful baby girl named Stephanie. I began asking questions that I hoped would give me an idea of how long we should wait. 

So my questions started; when did you get married, and when was Stephanie born? Betty began pushing against my leg. I ignored her and plowed on counting the months. 

Then I got it, but it was too late! Our friend looked at me and said yes, Austin. We had to get married. I was highly embarrassed but, as usual, too late.

Another couple was working with me in our ministry as volunteers. They were our best friends in the church. They had the most beautiful little girl you had ever seen. She was still a baby, and we would hold her and play with her when we were together. 

I wanted to enjoy what they were enjoying. I began to think it was time for us to have a baby. Betty was excited just as I was, so we decided to ask God for a baby.

I wanted God to give us a baby boy. I prayed and prayed. 

Then one day, I was at college and called Betty. She answered the landline phone at home tells me we would be having a baby. I panicked. How would we ever afford a baby? She said hey, you wanted a baby, and one is on the way.

I finally got over my fear and realized that God had answered prayer and that He would take care of us. I began to pray and believe God for a boy. 

I was so sure that God planned to give us a boy that I began to talk to Betty about what we would name the baby. I wanted to call him William because that was my name and my dad's.

I wanted a preacher. As I prayed, I asked God to let us have a son who would carry God's Word. We decided to name him Christopher because it means "Christ-bearer."

There were no sonograms or any way of knowing the gender. The gender reveal for us would be when he was born, but I already knew that God would give us a son, and his name would be William Christopher Gardner. 

We were the happiest couple you could ever imagine. We waited and planned for God to give us our son. I had dreamed of having a son since I was 11. I wasn't very close to my dad, but growing up, my favorite TV show was The Rifleman, and the Rifleman had a son. I loved Lucas McCain's relationship with his son Mark and dreamed of the day I could enjoy something like that.

Now all these years later, I got more than the Rifleman ever had. God did give me that son. He has been carrying the name of Jesus, and he is more than I could ever have dreamed of or asked God for. God poured out His blessings again.

Meditate on this. God made the family union. From the beginning, God knew what was best for His creation. He knew that the man needed the woman. He knew that the woman needed the man. God gave them children to raise and teach about the God who gave them everything.

Do not let this current world culture and thought make you think of marriage as anything other than what God has said that it is. It is one man, one woman, for one lifetime. 

Don’t ever feel wrong about God making you as He did. He did what was best. He made you a man for His honor. He made you a woman to bring glory to Himself.

Don’t ever let the world system make you think children are a nuisance or in the way. They are a gift from God. Be excited about the chance to be a mom and dad. There is no higher calling. 

Teach your children to accept themselves the way God made them. They are fearfully and wonderfully made. Let’s thank God for all that He has done. He has done all things well.

Get the whole story

Betty, the love of my life

The Call

Hay Day of my Life

"The bro zone!" Like a brother

A Giant Heart

The tractor ride

Never Really Dated!

Shocked & Surprised

Good News

Finding an acorn

Scared my dad!

Send that hillbilly hiking

Who's chasing who?

Betty meets my grandmother

The longest summer ever

Reckless Redneck

Honeymoon

Separated for the first time

We are going to make it

Our first ministry

We needed a mentor

A Mother's Jealousy

My sister wanted to marry me

Holidays as a Married Couple

Betty y yo disfrutamos mucho de nuestro matrimonio. Dios nos bendijo en todos los sentidos, desde las finanzas hasta todo lo que puedas imaginar. El pastor de esa primera iglesia fue un maravilloso hombre de Dios y un gran mentor para mí. Abrió todo tipo de puertas que han afectado nuestro ministerio durante todas estas décadas.

No puedo explicar lo emocionante que era nuestra vida. El ministerio que Dios me dio creció rápida y exponencialmente. Los jóvenes de esa iglesia eran excepcionales. Cada semana estudiaba y estudiaba para enseñarles. Cada semana crecían, llegaban más jóvenes y Dios derramaba sus bendiciones sobre nuestro pequeño ministerio.

Betty y yo visitábamos a las parejas jóvenes. Me preguntaba cuánto tiempo necesitábamos esperar antes de tener nuestro primer hijo. Sinceramente, no creo que tuviera idea de lo jóvenes que éramos. Todavía estaba aprendiendo a predicar y tratar con la gente. Todo mientras seguía sin saber si Dios me había llamado a predicar.

Estábamos visitando a una pareja que tenía una niña muy hermosa llamada Stephanie. Empecé a hacer preguntas esperando me dieran una idea de cuánto tiempo debíamos esperar.

Entonces comenzaron mis preguntas; ¿Cuándo se casaron y cuándo nació Stephanie? Betty comenzó a empujar contra mi pierna. La ignoré y seguí contando los meses.

Entonces la capté, ¡pero era demasiado tarde! Nuestro amigo me miró y dijo sí, Austin. Tuvimos que casarnos. Estaba muy avergonzado pero, como de costumbre, demasiado tarde.

Otra pareja estaba trabajando conmigo en nuestro ministerio como voluntarios. Eran nuestros mejores amigos en la iglesia. Tenían la niña más hermosa que jamás habías visto. Todavía era una bebé, y la abrazábamos y jugábamos con ella cuando estábamos juntos.

Quería disfrutar lo que ellos estaban disfrutando. Empecé a pensar que era hora de que tuviéramos un bebé. Betty estaba tan emocionada como yo, así que decidimos pedirle a Dios un bebé.

Quería que Dios nos diera un bebé. Oré y oré.

Entonces, un día, estaba en la universidad y llamé a Betty. Contestó el teléfono fijo de casa y me dijo que tendríamos un bebé. Entré en pánico. ¿Cómo podríamos mantener a un bebé? Ella dijo oye, querías un bebé, y uno está en camino.

Finalmente superé mi miedo y me di cuenta de que Dios había respondido la oración y que cuidaría de nosotros. Empecé a orar y creerle a Dios por un niño.

Estaba tan seguro de que Dios planeaba darnos un niño que comencé a hablar con Betty sobre el nombre que le pondríamos al bebé. Quería llamarlo William porque ese era mi nombre y el de mi papá.

Quería un predicador. Mientras oraba, le pedí a Dios que nos permitiera tener un hijo que pudiera llevar la Palabra de Dios. Decidimos llamarlo Christopher porque significa "portador de Cristo”.

No habían ecografías ni forma alguna de saber el género. La revelación de género para nosotros sería cuando naciera, pero ya sabía que Dios nos daría un hijo, y su nombre sería William Christopher Gardner.

Éramos la pareja más feliz que puedas imaginar. Esperamos y planeamos que Dios nos diera a nuestro hijo. Había soñado con tener un hijo desde que tenía 11 años. No era muy cercano a mi padre, pero mientras crecía, mi programa de televisión favorito era the Rifleman (El Hombre del Rifle), y él tenía un hijo. Me encantaba la relación de Lucas McCain con su hijo Mark y soñaba con el día en que yo pudiera disfrutar de algo así.

Ahora, después de todos estos años, obtuve más de lo que jamás tuvo el hombre del rifle. Dios sí me dio ese hijo. Él ha estado llevando el nombre de Jesús, y él es más de lo que jamás podría haber soñado o pedido a Dios. Dios derramó Sus bendiciones nuevamente.

Medita en esto. Dios hizo la unión familiar. Desde el principio, Dios sabía lo que era mejor para Su creación. Sabía que el hombre necesitaba a la mujer. Sabía que la mujer necesitaba al hombre. Dios les dio hijos para criar y enseñar acerca del Dios que les dio todo.

No dejes que esta cultura y pensamiento mundial actual te haga pensar en el matrimonio como algo diferente a lo que Dios ha dicho que es. Es un hombre, una mujer, para toda una vida.

Nunca te sientas mal porque Dios te haya hecho como lo hizo. Hizo lo que era mejor. Él te hizo un hombre para su honor. Él te hizo mujer para glorificarse a Sí mismo.

Nunca dejes que el sistema mundial te haga pensar que los niños son una molestia o un estorbo. Son un regalo de Dios. Esté emocionado por la oportunidad de ser mamá y papá. No hay vocación superior.

Enseña a tus hijos a aceptarse a sí mismos como Dios los hizo. Están hechos formidable y maravillosamente. Demos gracias a Dios por todo lo que ha hecho. Ha hecho todas las cosas bien.